¿Salvación sin Santificación? Imposible.
Luis M. Sarabia
Sin fruto, no hay evidencia de vida
Jesús fue claro en su advertencia a los líderes religiosos de su tiempo:
“Cuando venga, pues, el señor de la viña, ¿qué hará a aquellos labradores?… Por tanto os digo, que el reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a gente que produzca los frutos de él.” (Mateo 21:40, 43)
No basta con tener conocimiento, historia, o una herencia religiosa.
Dios demanda fruto.
Y el que no produce fruto, muestra que no ha sido injertado verdaderamente en Cristo.

Sin arrepentimiento, no hay perdón. Sin fe en Cristo, no hay salvación.
Esto no es negociable.
No hay otro camino, ni otra fórmula, ni otra interpretación:
Sin arrepentimiento genuino y sin fe viva en Jesucristo, no hay salvación.
“Si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente.” (Lucas 13:3)
“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe…” (Efesios 2:8)
Pero aquí es donde muchos se detienen.
Repiten que son salvos, que creen, que ya “aceptaron a Cristo”…
Pero no hay cambio, no hay lucha contra el pecado, no hay transformación, no hay santificación. Y eso es una contradicción.

La evidencia de la salvación es la santificación
No se trata solo de “creer”, sino de ser transformado a la imagen de Cristo.
“Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo.” (Romanos 8:29)
Dios no salva a nadie para dejarlo igual.
Dios salva para formar el carácter de Cristo en nosotros.
La salvación no es solo un evento, es un proceso continuo de santificación.
El que ha nacido de nuevo, lo demuestra: odia el pecado, ama la verdad, se esfuerza por vivir en obediencia, y es moldeado por el Espíritu Santo día a día.
“Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro.” (1 Juan 3:3)
“El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.” (1 Juan 2:6)

Cristianos sin fruto: una señal de muerte espiritual
Una fe que no produce santidad, no es fe verdadera.
Un “cristianismo” sin obediencia, sin renuncia, sin cambio de vida… es una religión vacía.
Una “gracia” que no te transforma, no es gracia.
Y una salvación que no te santifica, no es salvación.
“Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.” (Hebreos 12:14)

Fuiste salvo para ser como Cristo, no para seguir igual
Si dices haber sido salvo, pero sigues viviendo sin convicción de pecado, sin pasión por la Palabra, sin evidencia de transformación…
pregúntate seriamente si has nacido de nuevo.
No te aferres a una decisión emocional o a una experiencia pasada si no hay fruto presente.
La verdadera salvación lleva al arrepentimiento, produce fe viva, y se manifiesta en una vida santa.
Todo lo demás es ilusión.
Porque el Reino de Dios será dado a quienes produzcan el fruto de él.
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