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¿Qué tipo de mujer eres? Dos extremos y una verdad

¿Qué tipo de mujer eres? Dos extremos y una verdad

Luis M. Sarabia

En la vida cristiana y en el mundo hay tres clases de mujeres y dos tipos se mueven en extremos peligrosos:

1) Las inmaduras y emocionales

Estas son las que se dejan arrastrar por cualquier sentimiento. Viven de emociones momentáneas y confunden atracción con amor. Entregan su corazón sin discernimiento, sin orar, sin examinar, y terminan cayendo enredadas con cualquiera que les provoque ese “subidón” de emociones.

El resultado nunca es bueno. Terminan dolidas, marcadas, heridas, con el alma hecha pedazos. Muchas quedan con cargas aún más pesadas: hijos de relaciones sin compromiso, lo que complica todavía más la situación. 

La Palabra de Dios advierte:

“Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?” (Jeremías 17:9).

El corazón engañado siempre lleva al dolor.

2) Las “maduras” y racionales

Son las que presumen no dejarse llevar por emociones. Se esconden tras una coraza de “madurez” y “racionalidad” que en realidad no es otra cosa que orgullo y soberbia. No se comprometen, no abren su corazón, y viven convencidas de que todos los hombres son malos y las únicas “buenas” son ellas.

Se creen superiores, miran al hombre como un burro de carga y solo aceptan a quien cumpla sus estándares egoístas y materiales. 

La Biblia lo dice claro:

“No seas sabia en tu propia opinión” (Proverbios 3:7).
“Altivo de corazón es abominación a Jehová” (Proverbios 16:5).

Ese camino termina siempre igual: amargura, soledad, frustración, depresión. Se vuelven toscas, sin empatía, incapaces de valorar a un hombre piadoso, porque ya no saben cómo amar ni ser amadas. Al final, su vida se resume en soledad, gatos y antidepresivos. Eso no es madurez, es orgullo disfrazado.

3) El verdadero modelo: la mujer virtuosa

Pero hay un tercer tipo de mujer, la que no se va a los extremos. No es esclava de sus emociones, ni se esconde en la coraza de un orgullo “racional”. Estas mujeres son nobles, equilibradas, saben llevar sus emociones, dudas y deseos a los pies del Señor. Ellas no deciden según caprichos o heridas, sino que buscan dirección en la Palabra de Dios.

La Biblia les da un nombre: virtuosas.

“Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas” (Proverbios 31:10).

Estas son las que viven con temor de Dios, que reconocen que su corazón no es confiable y por eso lo rinden a Cristo. Son mujeres que no se dejan guiar por lo que sienten ni por lo que creen saber, sino por lo que Dios manda.

El mundo las llama anticuadas, pero Dios las llama valiosas. El mundo se burla de ellas, pero el Señor las honra. Y la diferencia es que, mientras las emocionales quedan destruidas y las orgullosas terminan amargadas, las virtuosas son edificadas, levantadas y usadas por Dios.

“Engañosa es la gracia, y vana la hermosura; la mujer que teme a Jehová, ésa será alabada” (Proverbios 31:30).

La pregunta es directa: ¿qué tipo de mujer eres?
¿La inmadura que se deja arrastrar por emociones?
¿La supuesta madura que se encierra en su orgullo?
¿O la virtuosa que teme a Dios y vive conforme a su Palabra?

El mundo aplaude a las dos primeras, pero Dios sólo aprueba a la última.

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